Hace ya ocho años que estalló la recesión económica a nivel mundial y, desde entonces, España ha recibido unos 150.000 millones de euros de otros países, un importe que alcanza prácticamente el 15% del PIB español según datos facilitados por el Ministerio de Economía.
Si analizamos la procedencia de estos importes, cabe destacar que casi 60.000 millones provienen concretamente de dos países: Holanda y Luxemburgo. Curiosamente, ambos países, junto con Reino Unido son los países que han invertido más cantidades en España de forma directa; algo bastante inusual si consideramos el tamaño económico de estos países.
Ante estos datos, el inspector de Hacienda del Estado y experto en blanqueo de capitales, José María Peláez los ratifica cuando comenta que “Holanda tiene una política fiscal muy atractiva para las multinacionales”.
Es más, la revista de negocios “Fortune” publicó recientemente que 220 de las empresas estadounidenses más potentes económicamente tienen alguna filial en Holanda y que unas 200 también tienen filiales en Luxemburgo y desde esos países controlan las filiales ubicadas en los demás países europeos. Entre ellas encontramos corporaciones tan conocidas como Amazon, Google, Pepsi o McDonalds.
Efectivamente, tanto Holanda como Luxemburgo tienen elevadas cargas impositivas en su impuesto sobre sociedades pero, cabe destacar que ambos ofrecen numerosos beneficios y ventajas a los holdings, con los que llega a reducir hasta cantidades meramente residuales la tributación de las plusvalías y de los dividendos obtenidos de las filiales ubicadas en otros países.
El procedimiento es muy simple, una multinacional extranjera no europea crea una sociedad en Holanda; sociedad que será utilizada como matriz de las demás filiales ubicadas en otros países europeos. Todos los beneficios que proceden de estas filiales llegan a la matriz sin que ésta llegue a tributar grandes importes por ellos.
Como podemos observar, este tipo de multinacionales utilizan el entramado tributario neerlandés como claro instrumento de elusión fiscal, también denominado “sándwich holandés”. Ya no sólo eso, además de beneficiarse de las ventajas fiscales que ofrece el impuesto sobre sociedades, también disfrutan de las ventajas provenientes de los acuerdos preferenciales que tiene Holanda con determinados paraísos fiscales, como las Antillas Holandesas, por lo que el negocio termina siendo redondo.
Como es de esperar, según estadísticas oficiales, España ha llegado a recibir más de 1.330 millones de euros que provienen de paraísos fiscales desde 2008. Estos importes no vienen de inversión extranjera sino, que en su mayor parte, se trata de beneficios procedentes de empresas españolas que tienen filiales en estos territorios para llevar a cabo sus operaciones internacionales, al requerírselo determinados contratistas extranjeros.
Todos estos datos justifican el paquete de medidas presentadas por el Parlamento Europeo la semana pasada. Se estima que la elusión fiscal llega a costar a las arcas públicas europeas entre 50.000 y 70.000 millones de euros. Si tenemos en cuenta que estamos en una etapa en la que no se puede estrangular mucho más a los ciudadanos con subidas de impuestos, la mejor opción es evitar lo máximo posible la elusión, evasión y el fraude fiscal.
No obstante, no debemos olvidar la gran cantidad de intereses que hay en juego y la enorme presión que pueden ejercer las grandes multinacionales amenazando con fugas de capitales. La propuesta del paquete de medidas para luchar contra la elusión fiscal es sólo el primer paso, ya que está en su fase inicial y está pendiente de aprobación e implantación. Sea como fuere, parece ser que los paraísos fiscales empiezan a tener los días contados.
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