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Puedes viajar a cualquier capital de Europa y en todas escucharas la misma conversación, cada vez es más difícil encontrar un alquiler a un precio razonable.
Vivimos tiempos de inflación y afecta tanto a empresas como a particulares. Sin embargo, que el precio de la vivienda suba no es cosa de la actual crisis causada por la guerra en ucrania, es un cúmulo de circunstancias que han hecho de la vivienda un problema real dentro de la sociedad.
Subida generalizada en toda Europa
Los alquileres llevan subiendo de precio desde hace años, pero es en estos últimos dos años que el incremento se ha disparado hasta llegar a subidas del 23%.
Ámsterdam tiene el dudoso honor de ser la ciudad más cara de Europa, con un precio medio de 2.300€ al mes.
Y aunque en el top 10 encontramos ciudades que todos esperaríamos ver en el ranking, como París o Roma, sin duda pocos dirían que Lisboa se encuentra entre las ciudades más caras con precios que rondan entre 800 y 1.900 euros.
Sin ninguna duda, Portugal está afrontando una grave crisis inmobiliaria, en especial en la capital, donde los jóvenes a duras penas pueden afrontar los desorbitados precios de la vivienda, ya que el salario medio en la capital es de poco mas de 19.400 euros anuales, es decir unos 1.600 euros mensuales.
Esto quiere decir que el salario medio no es suficiente para encontrar un piso decente cerca del centro histórico de la capital.
Por desgracia, Portugal no es un caso aislado y muchos ciudadanos se preguntan, ¿cómo hemos llegado a esta situación?
Causas de la subida del alquiler
La principal causa tiene nombre propio: Ley de la oferta y la demanda.
Nos encontramos en una situación donde la demanda de alquiler es superior a la oferta, por tanto, los propietarios siempre encuentran a alguien capaz de afrontar dichos precios.
Hace 20 años los jóvenes preferían ahorrar durante un tiempo para pagar la entrada de una vivienda, sin embargo, los precios actuales y las condiciones que exigen los bancos para conceder una hipoteca han dificultado enormemente esta opción, siendo el alquiler la única alternativa para aquellos ciudadanos con una renta baja.
El turismo también ha afectado negativamente, ya que a través de plataformas como Airbnb, una buena parte los pisos en alquiler queda restringida al uso y disfrute de los turistas, que en cuestión de días pueden pagar casi la totalidad de una cuota mensual.
También debemos destacar el incremento del coste de la vida y que desde la crisis del COVID, países como Portugal o España han peleado para atraer a los nómadas digitales, extranjeros que trabajan desde casa y cuyos salarios son muy superiores a los nacionales.
La solución al problema
Muchos gobiernos han decidido limitar la subida de alquiler y dar ayudas económicas a los jóvenes, medidas cortoplacistas que pueden aliviar el bolsillo de los ciudadanos pero que, si no viene acompañado de otras medidas, puede incluso empeorar el problema.
Caso Suecia
Suecia lleva regulando los precios del alquiler desde finales de la segunda guerra mundial, dando lugar a dos mercados diferentes:
1.-Mercado de primera mano: Son los pisos que se ofertan a precios regulados (muy bajos teniendo en cuenta el nivel de vida de Suecia) y que se consiguen a través de una lista de espera. Una vez obtienes uno, puedes quedártelo a perpetuidad.
2.-Mercado de segunda mano: Son los pisos que realquilan aquellos que han conseguido una vivienda del mercado de primera mano. Los precios dentro de este mercado pueden triplicar los precios del mercado de primera mano y es la única alternativa para aquellos que necesitan urgentemente una vivienda.
La existencia de este segundo mercado se debe a la dificultad para encontrar un alquiler de primera mano, ya que para conseguirlo debemos esperar al menos 9 años.
La regulación de los precios hace que invertir en vivienda no sea atractivo y como consecuencia no se construyen las viviendas necesarias para la población actual.
Conclusiones
Limitar los precios del alquiler es necesario actualmente pero esta medida debe ir acompañada de un incremento en la oferta de viviendas. Para ello el estado debe:
- Fomentar la construcción de pisos destinados al alquiler social.
- Incentivar con rebajas fiscales el alquiler local.
- Limitar las licencias de pisos turísticos.
- Penalizar a aquellos propietarios con más de una vivienda vacía.
De esta forma la limitación evita que los precios del alquiler se dispare y el incremento de la oferta presiona los precios a la baja, equilibrando de esta forma el mercado del alquiler.
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