Ayer, la Comisión Europea presentó su informe sobre sostenibilidad fiscal, donde se señalaban, entre otras medidas, el retraso de la edad de jubilación en España. Según este informe, la edad debe ir retrasándose a lo largo del tiempo, atendiendo al incremento de la esperanza de vida, con el objetivo de frenar el gasto en pensiones.
Desde que se reformara la edad de jubilación en 2011, los efectos de dicha prolongación hasta los 67 años ha tenido un “impacto positivo visible” según Bruselas. No obstante, hace una previsión a largo plazo en la cual prevé que el gasto en pensiones de nuestro país seguirá superando la media comunitaria hasta 2060.
El Ejecutivo comunitario determina que como consecuencia y, a pesar de la reforma, “se observan riesgos a la sostenibilidad del sistema de pensiones de España a medio y largo plazo”, añadiendo que “España debería garantizar que el factor de sostenibilidad del sistema de pensiones incluya un vínculo claro de la edad de jubilación con cambios en la esperanza de vida, de forma que el gasto en pensiones pueda frenarse a largo plazo”.
Valoran la contención del gasto relacionado con el envejecimiento de la población basándose en una previsión que refleja que, entre 2010 y 2060, el gasto nacional en pensiones aumentará en 3,6 puntos del PIB, mientras la media comunitaria se situará en 1,4 puntos.
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