Cooperativas (I de III)

No hace mucho publicamos en Tribuna un post –¿Qué tipo de sociedad es la más adecuada para mi negocio?– sobre las diferentes formas que puede tener una sociedad, ahora profundizaremos en una en concreto: la cooperativa. Lo haremos en tres partes: en la primera conoceremos qué es una cooperativa, en la segunda las subvenciones a las que puede acogerse y en la tercera las bonificaciones fiscales que proporciona esta fórmula empresarial.

La mayor parte de la gente conoce las sociedades limitadas, las sociedades anónimas o laborales, etc., pero no todo el mundo conoce, en profundidad, las cooperativas.

Desde que alcanzaran su auge durante los años ochenta, han sido pocos los emprendedores en lanzarse a este modelo de empresa.

¿Qué es una cooperativa?

La cooperativa es una sociedad constituida por personas que se asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria, para la realización de actividades empresariales, encaminadas a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas y sociales, con estructura y funcionamiento democrático, conforme a los principios formulados por la alianza cooperativa internacional, en los términos resultantes en la Ley de Régimen Fiscal de las Cooperativas.

Distinguimos dos grupos fundamentales dentro de las cooperativas: las de primer grado y las de segundo o ulterior grado.

Entre las de primer grado encontramos cuatro tipos diferentes:

Las cooperativas de trabajo están conformadas por socios que, mediante el trabajo común, realizan cualquier actividad económica de producción de bienes o servicios para terceros. La relación entre los socios es de carácter societario. Dentro de este tipo de cooperativas encontramos ciertos “subtipos”: cooperativas de impulso empresarial, cooperativas de interés social y cooperativas de transporte.

Las cooperativas de consumo tienen por objeto procurar en las mejores condiciones de calidad, información, precio, bienes y servicios para el consumo tanto de los socios como de aquellos con los que convivan. Dentro de este tipo tenemos las cooperativas de viviendas, las cooperativas de crédito y las cooperativas de seguros.

 Las cooperativas de servicios integran a personas susceptibles de ser socias, a los que tengan títulos de derechos que aparejen el uso o disfrute de explotaciones industriales, de servicios y a los profesionales que ejerzan su actividad por cuenta propia, teniendo por objeto la prestación de servicios y la realización de operaciones encaminadas al mejoramiento económico y técnico de las actividades profesionales o de las explotaciones de sus socios y socias. Entre estas: cooperativas agrarias, cooperativas marítimas, fluviales y lacustres y cooperativas de transportistas.

Por último, dentro de este primer grado, encontramos a las cooperativas especiales que son todas aquellas que no hemos reflejado anteriormente. Este peculiar tipo se subdivide en dos: las cooperativas mixtas, que integran características de algunos de los tipos vistos anteriormente y cuyos socios están obligados a fijar criterios de relación equitativa y proporcional entre ellos; y las que se creen de forma reglamentaria, entre ellas las de integración social, las de servicios públicos y las de explotación comunitaria de la tierra.

En plena crisis las cooperativas son un modelo a tener en cuenta, sobre todo para jóvenes emprendedores que busquen una alternativa a la S.L., S.L.L., o S.A.

Suele favorecer la motivación de sus  trabajadores al recibir bonificaciones de la sociedad, y permite fórmulas como la de colaboradores que acepten trabajar a cambio de beneficios y participaciones futuras.

Algunos ejemplos de este tipo de sociedades los encontramos en Covirán o Ulgor (hoy Fagor).

Consulta en el siguiente enlace la segunda parte:

Cooperativas (II de III)

Consulta en el siguiente enlace la tercera parte:

Cooperativas: subvenciones (III de III)