Hace unos meses, el Gobierno puso sobre la mesa un debate sobre una nueva ley de mecenazgo sin fijar plazos. Aunque ha habido algún movimiento en el Congreso sobre ponencias, nada se sabe todavía.
Una reforma fiscal que busca la modernización de la economía, apostando por la financiación de las entidades sin fines lucrativos y la contribución de ciudadanos y empresas.
Pedro Sánchez ve viable convertirla en realidad antes de que finalice su legislatura, pero esta propuesta de reforma tiene antecedentes que parecen indicar lo contrario.
De hecho, Javier Nadal, presidente de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), dijo: “la última reforma de la Ley del Mecenazgo es de hace 20 años”, viendo poco viable que dicha reforma antes del fin de la legislatura.
¿Qué es el mecenazgo
La RAE define el mecenazgo como la “protección o ayuda dispensadas a una actividad cultural, artística o científica”.
El ministerio de cultura y deporte explica que se trata de una “colaboración desinteresada por parte del mecenas, que actúa movido por el altruismo y es fruto de su compromiso social”.
No es lo mismo mecenazgo que patrocinio
Hay que tener claro y no confundir el mecenazgo con el patrocinio.
Para comprenderlo mejor veamos el concepto establecido por la RAE: Patrocinar supone el “apoyo o financiación de una actividad o un evento, por lo general deportivo o cultural, con fines publicitarios“.
En este caso, el ministerio de cultura y deporte establece que el “patrocinador busca un rédito con su acción, lo que le mueve es la contrapartida que obtiene con ella”.
De hecho, ambos conceptos se encuentran regulados por leyes diferentes dentro de nuestro ordenamiento jurídico. Mientras que el mecenazgo se encuentra recogido por la Ley 49/2002, en relación con las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo, el patrocinio se regula por la Ley General de Publicidad.
¿Hay reforma tras el debate sobre una nueva ley de mecenazgo ?
Es una evidencia que los incentivos fiscales ayudan a incrementar las donaciones a las organizaciones sin ánimo de lucro y, actualmente, las deducciones fiscales sobre las donaciones que se realicen por personas físicas son del 80% para los primeros 150 euros, y del 35% para el resto.
Lo que sí se sabe es que la única propuesta presentada y apoyada por la mayoría de los grupos parlamentarios, desde 2020, es la liderada por el PDeCAT, que busca un aumento de las deducciones fiscales sobre las donaciones que se realicen por personas físicas del 90% sobre los primero 150 euros, y del 50% para el resto, así como ampliar el concepto de donación incluyendo la donación de servicios.
Pero, la realidad de la situación es que el Gobierno pretende trabajar en su propia iniciativa y votarla en el Congreso, pero no hay ni siquiera anteproyecto. Por ello, las fundaciones piden que se llegan a acuerdos sobre la proposición de ley que ya existe.
Las donaciones en España
La AEF que agrupa más de 880 fundaciones y la Plataforma del Tercer Sector con 28.000 organizaciones que luchan por el riesgo de exclusión social, están solicitando la llegada de la reforma y pidiendo que sea una realidad ese debate sobre una nueva ley de mecenazgo.
La fundaciones demandan no solamente una ley nueva, sino más modernización, transparencia y participación ciudadana.
De hecho, la financiación de numerosas actividades de interés general, así como el apoyo a diferentes colectivos se está viendo comprometida.
En 20 años, el mecenazgo ha sufrido numerosos cambios, tanto en iniciativas que son muy válidas como en la propia cultura del ciudadano, por lo que, hoy, la ley actual no cumple con la realidad social y fiscal existente.
La realidad es que las donaciones, en España, no son todo lo gratificantes que deberían porque los incentivos fiscales actuales no apuestan por ello.
Javier Nadal apunta: “el ratio de donaciones en España, aproximadamente, está en que recibimos un 30% de empresas y un 10% de personas”.
Anotando que esas pequeñas aportaciones que hace la gente son tan importantes como cualquier otra, concluyendo en que ayudan a que los proyectos sean más estables.
Además, se resalta que el aumentar el beneficio fiscal en el IRPF hace que las personas apuesten por las donaciones al ver esa devolución de sus aportaciones. En resumen, llegar a más personas incentivándolas económicamente.
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