Con motivo de la profunda crisis que envuelve a la economía española, una de las medidas que en principio pretenden paliar el desempleo y aportar mayores beneficios a las arcas del Estado, es la creación de empresas, lo que convierte al estímulo emprendedor en algo vital. Es por ello que a finales de abril o principios de mayo, se instaurará en España la nueva ley de emprendedores, a través de la iniciativa “España emprende” mediante disposiciones que reflejan medidas para la consecución del aclamado objetivo.
Dentro de estas medidas, la “tramitación online”, que permitirá a futuros emprendedores constituir su empresa en 24 horas por menos de 24 euros, agilizará y dará fluidez a la constitución de empresas.
Para fomentar la inversión de empresas de nueva creación con grandes posibilidades de crecimiento –startups–, se ofrecen incentivos fiscales en la declaración del IRPF, donde se augura un 15% de deducción, con el límite de base de 100.000 euros en las inversiones, y un 10% de los rendimientos percibidos por la financiación de estas empresas.
Por otro lado, se propone la devolución mensual del IVA para “startups” durante el primer trienio de vida, con el objetivo de que si a estas empresas, que al principio solo tienen gastos, su declaración de IVA les sale a devolver, podrán beneficiarse del importe devuelto mensualmente, sin tener que esperar al cuarto trimestre para bien compensar con el siguiente año, bien solicitar la devolución.
En temas de IVA, también se implementará en 2014, el criterio de caja, que permitirá a los contribuyentes abonar el IVA en el momento de cobrar la factura, y no cuando se devengue el hecho imponible que genera esta factura.
Se tomarán medidas que ayuden al empresario que emprende y fracasa a no excederse en su endeudamiento, ni con acreedores ni con Hacienda, para hacer más atractivo el emprendimiento empresarial.
También nos encontramos con el llamado “visado de emprendedores”, que incitará al talento empresarial e innovador a permanecer en España y evitar la “fuga de cerebros”.
En definitiva, esta ley pretende fomentar el talento empresarial para que salga a la luz, y favorecer a aquellos que se atreven, aquellos que emprenden, aquellos que arriesgan, ofreciéndoles un entorno menos hostil que contribuya a la creación de empleo y a generar beneficios para la Administración Pública que, como se suele decir “Hacienda somos todos”. El problema vendrá con la aplicación de estas medidas y la eficiencia a la hora de aplicarlas. La teoría es buena, pero la práctica, en estos momentos de incertidumbre política, social y económica, puede verse distorsionada.
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