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Los impuestos verdes o impuestos medioambientales se consideran unas de las herramientas esenciales para frenar el cambio climático. Queremos comentar cuál es el impacto que tienen en la sociedad estos impuestos, cuáles son los regulados en España, si son suficientes y si presentan algunas críticas.
Dejando a un lado a los “negacionistas”, está claro que casi todos estamos convencidos de que la mayor amenaza a la que nos enfrentamos en el planeta es el cambio climático. Es urgente reducir la emisión de gases de efecto invernadero si queremos evitar una catástrofe anunciada. En este sentido, organizaciones ecologistas, organismos internacionales y gobiernos están de acuerdo en que una forma de hacerlo es a través de los denominados impuestos verdes.
¿Qué son los impuestos verdes?
Los impuestos medioambientales tienen como objetivo castigar aquellas actividades que se consideran dañan al medioambiente. Estos impuestos verdes pretenden vincular una serie de obligaciones fiscales a conductas y situaciones contrarios a la denominada sostenibilidad ambiental. Estas conductas son muy diversas y van desde los vertidos en el agua, la sobreexplotación de recursos o la producción de ruido.
¿Qué gravan los impuestos verdes?
Los hechos que gravan estos impuestos los resumimos en los siguientes:
- Emisiones de dióxido de azufre (SO2): se produce en la combustión del carbón, el gas natural, el diésel o el petróleo. Es la causa principal causante de la lluvia ácida…
- Emisiones de sustancias que reducen la capa de ozono, sobre todo la producida por vehículos de combustión.
- La recogida y tratamiento de residuos contaminantes del agua. Pesticidas, fertilizantes artificiales, ácidos, etc.
- La gestión de residuos. Abarca tanto a los residuos domésticos como a los industriales o de construcción.
- El ruido: Como el causado por el despegue y el aterrizaje de aviones.
- Los productos energéticos.
- Transporte: Impuestos sobre las importaciones o ventas de vehículos de motor.
- El uso y consumo de recursos naturales: Captación de agua, extracción de materias primas y otros recursos.
¿Cuáles son estos impuestos en España?
Como en muchos otros asuntos, hay países que ya nos han tomado la delantera en la imposición verde y sus resultados positivos alientan a imitarlos. Los países nórdicos como Suecia, Finlandia y Dinamarca o Alemania van a la cabeza.
En España, aunque de momento estamos lejos de encabezar esta corriente, se ha modificado nuestro sistema fiscal en este sentido en algunas normas sobre:
- Hidrocarburos.
- Electricidad.
- Ventas minoristas de determinados hidrocarburos.
- Determinados medios de transporte.
- Vehículos de tracción mecánica.
- El control de vertidos.
Podemos encontrar mucha información y más ampliada sobre los impuestos verdes en la página de la Agencia tributaria.
Beneficios y críticas a los impuestos verdes
A primera vista, es lógico pensar que el impacto que deben tener medidas como descarbonizar la economía española o proteger el medioambiente es solo positivo. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estamos hablando de una medida fiscal y se deben analizar también sus posibles inconvenientes.
Entre los beneficios que se destacan se enumeran los siguientes:
- Se promueve el ahorro energético tanto a nivel industrial como personal
- Se invierte en energías renovables
- Las empresas se conciencian e innovan en sostenibilidad
- Se protege el medioambiente
La principal crítica que se hace es su afán recaudatorio. Son muchos los que opinan que para conseguir determinados objetivos no siempre tiene que hacerse mediante impuestos. Se plantean si el resultado no sería el mismo con alternativas más benévolas como un sistema de subvenciones o acuerdos sociales. Pero no cabe duda de que la medida más inmediata es la imposición tributaria.
Como cualquier otro tipo de tributación, los impuestos verdes pueden afectar a las cuentas de las empresas y, por tanto, de la economía. Para evitar esta situación se exige que la subida de estos impuestos se debiera ver de alguna manera compensada con la bajada de otros. El impuesto sobre la renta de las personas físicas, el impuesto de sociedades o el IVA deberían verse reducidos para que la mejora ambiental no suponga un lastre en el sistema económico.
Otras críticas son la falta de homogeneidad internacional o que los tipos demasiado reducidos o incluso nulos hacen que los agentes que causan el daño les sea incluso rentable.
El impuesto al plástico
Quizás por la repercusión que está teniendo a nivel empresarial y también social, el impuesto al plástico es el mejor ejemplo de impuesto verde aprobado últimamente en España.
Este impuesto realmente es una tasa regulada en la Ley de Residuos y Suelos Contaminantes para una Economía Circular que se debe pagar desde el 1 de enero de 2023. Su objetivo evitar la generación de residuos de plástico mediante el reciclaje del mismo. Trata de fomentar lo que se da en llamar la economía circular.
El impuesto al plástico es un impuesto indirecto, pues graba directamente el consumo y no a la renta del contribuyente. La tasa de 0.45 euros por kilo de plástico no reciclado la deberán pagar los fabricantes, importadores, productores e importadores.
¿A qué plásticos afecta?
La aplicación de esta impuesto será sobre los envases de plástico no reutilizables, tanto vacíos como con contenido. Se incluyen aquí:
- Los envases no reutilizables que tengan plástico.
- Los productos de plástico semielaborados destinados a la obtención de envases.
- Los productos que contengan plástico destinado a permitir el cierre, comercialización o prestación de envases no reutilizables.
Están exentos de este impuesto las pinturas, las tintas, lacas y adhesivos creados para incorporarlos a los productos cuya finalidad sea la de contener, proteger, manipular y entregar bienes o productos.
Si estás interesado en este tipo de impuestos, seguro que te será útil nuestro Curso en Impuestos Medioambientales.
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