La mediación con menores es una cuestión esencial en el procedimiento, debido al interés superior del menor y a su bienestar por encima de cualquier conflicto entre partes, concretamente progenitores.
En este post, veremos la importancia de la presencia del menor en la mediación.
Principios fundamentales para garantizar un correcto tratamiento a menores
El interés superior del menor
Este principio es decisivo en cualquier procedimiento, ya sea de mediación o judicial, para cualquier decisión que se tome mientras intervengan menores.
Con base en esto, cualquier acción que se lleve a cabo, debe beneficiar en primer lugar al bienestar y desarrollo del menor, por encima de los intereses de las partes.
La participación activa del menor
Los menores deben contar con la oportunidad de participar de manera activa en los procesos que les afectan.
Este principio incluye el derecho a ser escuchados, a expresar sus opiniones y a ser tomados en cuenta para tomar decisiones.
En definitiva, la participación activa del menor les ayuda a tomar parte del asunto y a ser fundamentales en la toma de decisiones, teniendo en cuenta su bienestar.
La mediación con menores
La mediación es un proceso o herramienta fundamental en la resolución de conflictos, complementaria y alternativa al sistema judicial, extendiendo su importancia a distintas áreas de la sociedad.
En los conflictos que involucran a menores de edad, la mediación es un método de resolución clave, donde se resaltan los principios anteriormente comentados.
Este proceso puede enfocarse al consentimiento de menores, por lo que con la mediación se promueve el desarrollo de habilidades y técnicas de resolución de conflictos y de comunicación, desde una temprana edad.
Tipos de conflictos en los que es crucial la participación de un menor
Algunos de los conflictos más usuales que afectan a menores, son los relacionados con la custodia, régimen de visitas o educación.
Aplicar la mediación a estos conflictos conlleva preservar las relaciones familiares y disminuir el impacto negativo en los menores de edad.
Además, fomenta que sean las propias partes quienes decidan a qué acuerdos llegar, teniendo en cuenta por supuesto el interés superior del menor, y no dejando en manos de una tercera parte, la decisión a causa del conflicto planteado.
¿En qué consiste el consentimiento en la mediación con menores?
El consentimiento en la mediación con menores es un principio ético fundamental, implicando que los niños/as y adolescentes deban estar informados sobre el proceso y tener la capacidad de tomar decisiones, voluntaria y libremente.
No se trata de una formalidad, sino más bien de una cuestión básica y esencial para poder garantizar la participación activa y a su vez significativa que tienen los menores dentro del procedimiento de mediación.
En todos los casos no es posible tener en cuenta el consentimiento del menor, pues se tendrán que realizar evaluaciones de capacidad, para saber si puede comprender el proceso de mediación, así como las implicaciones que conllevarán las decisiones acordadas en el mismo.
Para ello, se evalúa la madurez emocional, el nivel de desarrollo cognitivo y la capacidad para expresar deseos y preocupaciones.
De esta manera, la autonomía y la autoestima del menor se ve fortalecida, ya que participan activamente en las decisiones que influyen en sus vidas.
¿Cómo interfiere la persona mediadora para obtener el consentimiento del menor o la menor?
Resulta de gran complejidad controlar situaciones donde los progenitores en conflicto tienen intereses contrapuestos en cuanto a los menores.
Por ello, los mediadores y mediadoras tienen un papel importante en la obtención del consentimiento de los menores y para garantizar la ética y efectividad, tienen que llevar a cabo diferentes cuestiones, como son:
Explicar con claridad el proceso
Deben explicar con claridad el proceso de mediación a los menores, teniendo en cuenta los objetivos, reglas y posibles soluciones a las que podrían llegar las partes.
Fomentar un ambiente positivo y de confianza
Se debe crear un buen ambiente, donde los menores sientan que están participando en un proceso positivo para ellos/as y de confianza para expresar sus pensamientos de manera cómoda.
Asegurar el principio de voluntariedad
Como sabemos, la mediación es un proceso voluntario que las partes pueden iniciar, desistir en el momento que quieran, por lo que hay que transmitírselo a los menores para que sepan, al igual que las otras partes, que están participando de manera voluntaria y no bajo presión externa.
Adaptación a las necesidades del menor
Hay que tener en cuenta las particularidades y situaciones de cada menor, dependiendo de la edad, nivel de desarrollo y necesidades personales, para adaptar el proceso de mediación.
Derechos de los menores
Los derechos de los menores quedan reconocidos internacionalmente en diferentes documentos, como la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
Se incluye el derecho a ser escuchados, el derecho de participación y el derecho a un proceso de toma de decisiones que tenga en cuenta el interés superior del menor.
Por ello, el consentimiento en la mediación garantiza estos derechos y los respeta, contribuyendo a garantizarlos y a que se les trate con dignidad y respeto.
Retos derivados de involucrar al menor en el proceso de mediación
Aunque la mediación con menores presenta diversos beneficios, también plantea retos para el equipo mediador.
El equipo mediador debe adaptar su enfoque teniendo en cuenta la edad, madurez y comunicación del menor, por lo que se requiere una comprensión profunda de las etapas de desarrollo en la persona.
Por otra parte, al ser tan importante la creación de un ambiente seguro para el menor durante el proceso, hay que evitar que la expresión de sus emociones y pensamientos supongan represalias o juicios negativos por cualquiera de las demás partes.
Además, hay que evitar cualquier presión que coaccione su participación o sus decisiones.
Por todo lo anterior, podemos ver cómo la mediación fortalece la comunicación y las relaciones entre las partes, fomentando, por tanto, que con la participación del menor, este tenga una comprensión de la situación y participación activa en la misma, además de adquirir herramientas y técnicas que fomenten su capacidad de resolución de conflictos.
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