En el ámbito empresarial, la valoración de empresas quizás sea una de las asignaturas pendientes o al menos una a la que se presta menos atención de la que debiera. Esta laguna la encontramos tanto en el plan de estudios de dirección de empresas como en la labor profesional de la contabilidad, pero también, en los más interesados que son los propios empresarios.
Queremos entender en nuestro artículo de hoy en que consiste la valoración de las empresas, para qué sirve, a quien interesa y los diferentes modelos que se utilizan para medirla.
¿En qué consiste la valoración de empresas?
Definir en qué consiste la valoración de una empresa no es sencillo pues depende de lo que se esté buscando con esa información. Es cierto que la primera intención, cuando hablamos de valoración de empresas, puede ser dividirlas en empresas que cotizan en bolsa y empresas que no lo hacen:
- Si la empresa cotiza en bolsa, su valoración sería su valor de cotización en el mercado en ese momento, es decir, el valor de sus participaciones.
- Si la empresa no cotiza, su valor podría ser el de su patrimonio neto, es decir, la suma de los activos menos la suma de los pasivos.
Sin embargo, si deseamos saber su valor real, debemos ir más allá. Debemos realizar un estudio de otras variables que también le afectan, como puede ser su liquidez, su solvencia, el crecimiento de sus beneficios, los proyectos que tenga en marcha o su músculo financiero.
Podemos afirmar que la valoración de la empresa muestra cuál es su potencial, atendiendo a variables presentes como su liquidez, rentabilidad o su estructura económica, pero también a sus expectativas de beneficios futuros.
¿Para qué sirve la valoración de empresas?
Cuando hablamos de valorar nuestra empresa, es cierto que lo primero que pensamos es que queremos venderla. Queremos vender la empresa y tenemos un posible comprador al que debemos darle un precio.
Sin embargo, el motivo de valorar una empresa no solo es su posible venta, sino que pueden ser muchos y diversos. La utilidad de la valoración se entiende necesaria en casos como los siguientes, sin los que no se podrían llevar a cabo:
- Compra venta de la empresa
- Ampliaciones de capital
- Salida a bolsa o cualquier otra operación bursátil
- Entrada de nuevos socios o salida de alguno de los existentes.
- Herencias o divorcios
- Posibilidades de entrada de fondos de inversión o necesidades de financiación
- Proceso de arbitraje y concurso de acreedores
- Toma de decisiones estratégicas
En todos estos casos, el punto de partida es valorar la empresa en ese momento
Métodos de valoración de empresas
Los métodos de valoración de empresas pueden ser muy diversos, pues van a depender, por ejemplo, del tipo de empresa que queramos valorar. No es lo mismo querer determinar el valor de una empresa individual, que de una sociedad anónima o que el de una cooperativa.
También influye a la hora de determinar la valoración de la empresa, criterios como el momento en que se desea hacer y el motivo por el que nos interesa conocerlo. En definitiva, hay criterio que van a determinar la valoración, como pueden ser:
- La posible venta de la empresa
- La fusión de la sociedad con otra empresa
- La liquidación de la empresa
- La solicitud de financiación en una entidad financiera
- Identificar fuentes de valor en la empresa y aplacamientos
En los métodos de valoración que vamos a comentar nos basamos en una sociedad tipo, de responsabilidad limitada, por ejemplo, y en un momento cualquiera de su vida económica. Este puede ser para cualquier negociación con terceros o simplemente para la toma de decisiones económicas y financieras.
Se suelen consensuar, a nivel internacional, tres enfoques en la valoración de la empresa que nos da tres métodos diferentes:
- Basado en los activos de la empresa
- Basado en el mercado
- Basado en la capitalización de rentas
Son los métodos que suelen ofrecer los mejores resultados, los más admitidos, pero no son infalibles.
Método basado en los activos de la empresa
También conocido como Método de enfoque de balance es tan sencillo como plantear que el valor de la empresa es la suma de sus activos netos, es decir, la diferencia entre activos y pasivos.
Su cálculo consiste en identificar y valorar los activos materiales e intangibles y restar los pasivos asumidos por la empresa en su financiación.
Como ventaja es su facilidad de cálculo para una valoración muy estándar. Como inconveniente, el que no tiene en cuenta factores como la capacidad de la empresa para generar ingresos futuros. Es un método útil en ocasiones sencillas, pero si queremos profundizar un poco es posible que sea limitado.
Método basado en el mercado
También denominado Método de múltiplos comparables consiste en valorar a la empresa a través de unos ratios determinados que nos sirven para compararlos con otras empresas del mismo sector o semejantes.
Se basa fundamentalmente en que el valor de una empresa es igual a su precio de mercado. De aquí su utilidad sobre todo para empresas que cotizan en bolsa.
Tiene la ventaja de ser útil cuando existe un mercado activo de empresas similares y tenemos información suficiente para usar los ratios. Resulta inútil cuando no hay empresas similares con las que se pueda comparar
Método basado en capitalización de rentas
También denominado Método de descuento de flujos de caja (o flujos de caja esperados) se considera el más fiable y de hecho es el más utilizado. Se basa en la idea de que el valor de la empresa es igual a las suma de los flujos de caja futuros esperados descontados a una tasa de descuento apropiada.
Los pasos para su determinación son:
- Estimar los flujos de caja futuros esperados
- Determinar una tasa de descuento adecuada
- Determinar el valor actual de los flujos de efectivo utilizando la tasa de descuento mediante la fórmula del valor actual.
Este método es útil cuando la empresa tiene una capacidad probada de generar ingresos en el futuro estables y positivos. Del mismo modo, tiene el inconveniente de que su información no será útil en el caso contrario, si la empresa no es capaz de garantizar un flujo de caja estable en el futuro.
A modo de conclusión
En realidad no existe un método que sea mejor que el resto para realizar la valoración de la empresa. Como hemos comentado, cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes o resulta más útil en determinadas condiciones. Quizás lo ideal sea realizar una combinación de dos de ellos o incluso de los tres que nos dé mayor información.
La valoración de empresas y los métodos comentados están directamente relacionados con lo que se conoce como Modelización Financiera. Si la empresa desea preparar un plan de negocio, necesita realizar un diseño y planificación de su modelo financiero. Esto es lo que se conoce como modelización financiera y precisa de las mismas herramientas que hemos comentado para realizar su valoración.
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