Pago Fraccionado: Tipo mínimo del 23%

Hace unas semanas comentábamos en esta tribuna cómo tanto el Ministerio de Economía, como el de Hacienda, ante la caída en picado de la recaudación del Impuesto de Sociedades decidieron tomar medidas para no alejarnos más del compromiso para cumplir con el déficit público. En ese momento, comentamos como Hacienda se planteaba como mecanismo recaudatorio inmediato establecer un tipo mínimo del pago fraccionado en el Impuesto de Sociedades del 20% para aquellas empresas con una cifra de negocio superior a 20 millones de euros.

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Pues bien, ahora esa intención del Gobierno se ha quedado corta pues no sólo se establece que el tipo mínimo será del 23% si no que además la medida recaerá sobre las sociedades que facturen más de 10 millones de euros.

Esto va a suponer que miles dpago fraccionado - INEAFe sociedades se vean obligadas a adelantar a Hacienda su impuesto de sociedades, con la consiguiente pérdida de liquidez. Además la medida quiere que tenga carácter urgente para que entre en vigor en el próximo pago fraccionado de octubre y evitar la posible sanción europea. El problema es que para sacarlo adelante es necesario el apoyo del Congreso. El Gobierno tiene el visto bueno de Ciudadanos pero no es suficiente y necesita el del PSOE que no sabemos, si tal como andan las aguas en él, estarán por la labor.

El tipo mínimo del pago fraccionado del impuesto de sociedades se estableció en el año 2012 en un 12%, pero se eliminó para el ejercicio 2016 lo que provocó el derrumbe en la recaudación con una disminución de más del 30%

 

Es cierto que podemos pensar que la medida sólo afecta a grandes empresas y ser por tanto un poco comprensivos con la decisión del Gobierno, pero también lo es el hecho de que todas las sociedades deben fijar unos presupuestos y objetivos atendiendo a unos parámetros que deberían ser más estables. Cuando hablamos de incertidumbre política en España son varios los actores que pueden tener responsabilidad en la misma, pero el hacer unas previsiones que luego estén tan lejos de la realidad y que obliguen a tomar medidas que afectan a las sociedades, y por ende, a sus expectativas y seguridad, compete al que Gobierna. El enfado de las empresas parece que está justificado.

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