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Cuando se habla de “Phantom shares” o “participaciones/acciones fantasmas”, se está hablando de un tipo de incentivo para los empleados de una determinada empresa.
Suponen una promesa de “pago futuro”, unos incentivos que funcionan como una simulación de participaciones o acciones de una empresa, permitiendo a los trabajadores participar en el éxito que se está generando o se pudiese llegar a generar.
Estas acciones fantasmas son una vía bastante usada por las empresas de tecnología de carácter innovador (startups) o por aquellas de nueva creación, como medio para vincular a los trabajadores con los beneficios y el propio crecimiento de la entidad, es decir, como una forma de proporcionarles ciertos derechos económicos surgidos del éxito empresarial.
¿Qué supone ser titular de esta clase de incentivos?
No, no permite al titular tener derechos de control o de decisión sobre la empresa. ¡Piénsese que no con acciones o particiones reales!, ¡son inexistentes!
Lo que permiten es poder disfrutar de los beneficios económicos sobre el porcentaje total de estas acciones o participaciones que se tengan, pero sin llegar a ser socios reales de la compañía.
Y es que suponen un acuerdo entre la empresa y la persona trabajadora mediante el cual se recibe, como bonificación, una participación o acción indirecta en el éxito de la empresa.
Por ejemplo, imaginemos que nos contratan y en nuestro contrato hay una cláusula que dice:
“El trabajador/a recibirá, a los cuatro años, un 2% del aumento del valor de la empresa desde la fecha de la contratación”.
En resumen, las phantom shares son una clase de incentivo más como lo son las stock options (la posibilidad de comprar acciones de una empresa), es decir, que son un tipo de beneficio laboral.
El funcionamiento de las acciones fantasmas
Dicho lo anterior, este método de obtener beneficios puede suponer una ventaja futura para los trabajadores, pero también para las empresas. ¿Por qué? Pues porque las empresas pueden fidelizar a sus empleados, ganar su confianza e incentivarlos a seguir aumentando el valor de la compañía; siendo esto, a su vez, beneficioso para los empleados que, debido a ese aumento futuro del valor, obtendrán una mayor recompensa.
En definitiva, tanto la empresa como los empleados participan en ese proceso de creación de riqueza futura.
Cabe añadir que tener un plan de phantom shares no supone ningún coste para la persona empleada porque todo va a depender de esos posibles” futuros beneficios” pactados.
Asimismo, tampoco tienen ningún impacto en la liquidez de la empresa.
La tributación de las phantom shares en el IRPF
Como se ha mencionado, un plan de phantom shares (conocido como vesting) no supone ningún coste para la persona empleada, es decir, que el hecho de que se tenga un contrato con estas acciones o participaciones no supone una ganancia, ni tampoco una pérdida.
¿Y qué ocurre si se generan esos beneficios y el trabajador recibe el importe tras el plazo pactado? Veámoslo.
Hablábamos, en nuestro ejemplo, del derecho a recibir un 2% del aumento del valor de la empresa pasados cuatro años. Y es que, el recibir el importe pactado sí que supone una tributación como rendimiento del trabajo en el IRPF. Una tributación que está sujeta a las retenciones que corresponda, pero que también tiene la ventaja fiscal de poder aplicar la reducción del 30%, por tratarse de rendimientos del trabajo obtenidos de forma irregular en el tiempo. (Art. 18.2 de la LIRPF).
Aspectos clave de las phantom shares
Al contario de lo que ocurre con las acciones o participaciones reales, las phantom shares:
1º No conllevan propiedad sobre una parte de la empresa
2º Son un derecho a recibir una compensación, que suele ser en efectivo.
3º El momento de cobrarlas, por la persona trabajadora, dependerá de los términos pactados en el contrato. Dependerá del plan de vesting establecido.
4º Si no se cobran, no tributan en la declaración de la renta.
5º El valor a tributar se determina por la diferencia entre el valor de mercado de las acciones o participaciones en el momento en que se hace efectivo el cobro de la phantom shares y el valor inicial que tenían cuando fueron otorgadas.
6º Pueden ser en forma de participaciones, pero también de acciones para el caso de las Sociedades Anónimas.
7º Es posible que traigan problemas de interpretación si las especificaciones del contrato no están claras. Por ello, es aconsejable hablar con un asesor para establecer aspectos como la duración, el reparto o las condiciones asociadas a la percepción de los incentivos.
Biblioteca jurídica BOE
https://www.boe.es/biblioteca_juridica/index.php?tipo=L&modo=2
Diccionario Jurídico
Tribuna INEAF
Glosario INEAF
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