El síndrome de Eróstrato o síndrome neocapitalista es cada vez más frecuente en nuestra sociedad, donde hay muchas personas capaces de hacer cualquier cosa por alcanzar fama, notoriedad y dinero.
¿Qué es el Síndrome de Eróstrato?
El nombre proviene de Eróstrato, el individuo que incendió el Templo de Artemisa en la antigua Grecia con el fin de ser recordado en la historia.
En psicología se habla del Complejo de Eróstrato para definir una personalidad de escasa autoestima con deseo de fama, notoriedad y de alguna manera búsqueda de la inmortalidad, dispuestos a realizar cualquier cosa para alcanzar esta meta.
La base psicodinámica de este trastorno está en el afán de poder, concepto desarrollado por Alfred Adler.
Según este autor, el afán de poder no se debería dar en una persona psicológicamente estable, sino en aquellas personalidades con sentimientos de inferioridad, por lo que necesitan destacar.
¿Cómo afecta este síndrome al hecho de cometer delitos?
El síndrome de Erostrato puede llevar a las personas a cometer delitos debido a su fuerte deseo de obtener notoriedad y reconocimiento a cualquier coste.
Aquellos que experimentan este síndrome pueden estar dispuestos a realizar acciones destructivas o ilegales con el objetivo de llamar la atención de los medios de comunicación, de la sociedad en general o de la historia.
Estas acciones pueden incluir incendios provocados, actos de vandalismo, amenazas a la seguridad pública u otros tipos de comportamientos peligrosos.
El deseo de notoriedad puede eclipsar el sentido común y la ética en las personas afectadas por este síndrome, lo que puede llevarlas a tomar decisiones impulsivas y perjudiciales.
Los individuos con este síndrome a menudo no se detienen a considerar las consecuencias legales o morales de sus acciones, ya que su necesidad de ser recordados y reconocidos es más fuerte que cualquier consideración.
El caso del Pequeño Nicolás
Un ejemplo sería el caso de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como el “Pequeño Nicolás“, un joven español que ganó notoriedad mediática por haber conseguido colarse en eventos y reuniones de personalidades importantes, haciéndose pasar por un asesor del Gobierno.
Su caso saltó a la fama en 2014, y se le atribuyó el hecho de haber falsificado documentos y manipulado situaciones para lograr estar presente en eventos donde no debería haber estado.
Su historia se convirtió en un ejemplo de cómo alguien puede buscar reconocimiento y notoriedad a través de engaños y manipulaciones.
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