¿Quién es y qué hace el técnico/a en Violencia de Género?

Técnico/a en Violencia de Género

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5/09/2023

La violencia de género se ha cobrado la vida de 1224 mujeres desde 2003 hasta el 1 de septiembre de este año. Además, ha dejado 422 menores huérfanos y huérfanas desde 2013, año en el que se empezaron a recopilar estos datos. Ante estas escalofriantes cifras, la formación en violencia de género es el mejor instrumento para comprender los mecanismos mediante los cuales se ejerce. Sigue leyendo si quieres conocer la importancia del técnico/a en violencia de género

¡Empezamos!  

¿Qué se considera violencia de género?

La violencia de género supone una violación de derechos humanos. Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sufrido algún tipo de violencia sexual o física a lo largo de su vida, siendo su pareja la persona agresora en la mayoría de los casos.

En el caso de España, tras el Pacto de Estado en materia de Violencia de Género aprobado por el Congreso en 2017, que seguía las recomendaciones del Convenio del Consejo de Europa sobre la Prevención y Lucha contra la Violencia de Género, conocido como Convenio de Estambul, se empezó a reconocer como violencia de género todo tipo de violencia ejercida contra las mujeres por el mero hecho de serlo, independientemente de su relación con el agresor.

¿Por qué es importante la formación en violencia de género?

El elemento sociocultural de la violencia de género la configura como una violencia estructural, tal y como lo recoge Johan Galtung. Esa violencia estructural se produce como consecuencia de los elementos de la cultura y la organización social, que permiten impedir la satisfacción de necesidades de las mujeres que la sufren.

La violencia de género se ejerce bajo la construcción de los roles de género y los estereotipos sexuales que actúan como factores de riesgo y determinantes de su uso. Es decir, la violencia de género tiene su origen y se fundamenta en las normas y valores establecidos socialmente y se ejerce para mantener y/o restablecer ese orden. Por tanto, es fundamental hacer conscientes esos comportamientos y actitudes normalizadas de forma tradicional, pero que atentan contra la libertad e integridad de la mujer.

El hecho de que la violencia de género pueda ser ejercida de diversas formas, algunas de ellas muy sutiles y difíciles de identificar, indica la importancia que tiene la formación para deconstruir el ideario colectivo y construir sociedades más justas e igualitarias.

Técnico/ a en materia de Violencia de Género: ¿qué hace?

En España, la Ley 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, se promulgó con la intención de prevenir, sancionar y erradicar este tipo de violencia ejercida contra la mujer, así como prestar apoyo y asistencia tanto a las mujeres como a sus hijos e hijas.

En este caso, y con la intención de ofrecer una intervención integral acorde a las necesidades del colectivo atendido, es fundamental que las y los profesionales que abordan la violencia de género desde el campo de intervención de su disciplina, deban conocer en profundidad cómo se produce la violencia, sus causas y los protocolos de actuación a implementar.

¿Qué dice el Pacto de Estado contra la Violencia de género sobre los profesionales?

Es por ello por lo que el Pacto de Estado contra la Violencia de Género recoge en su eje 5 que:

Para ofrecer a las víctimas de violencia de género la mejor asistencia posible es necesario que se amplíe la formación especializada de todos los profesionales que intervienen en la prevención, protección y ayuda psicosocial a las víctimas. Es por ello ineludible seguir promoviendo la formación de todos los profesionales implicados: jueces, fiscales, equipos psicosociales, médicos forenses, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, personal sanitario y personal docente, entre otros.

La formación especializada, ¡Clave del cambio!

La importancia que tiene la formación en materia de violencia de género radica en la necesidad de dar una respuesta integral al problema, enfocándose no solo en la penalización del agresor, sino también en acciones de sensibilización, prevención y detección, asistencia social y jurídica y soporte judicial e institucional a las mujeres y sus hijos e hijas.

La violencia de género es un problema social y, por ende, educativo, si consideramos la educación como la herramienta para el desarrollo de la sociedad. Pero no existen recetas infalibles para promover el cambio. La tarea no es fácil, pero no por ello hay que perder de vista que la coeducación es un elemento clave para enfrentar la violencia de género.

La labor educativa tiene que, por una parte, sensibilizar al alumnado sobre esta problemática, favoreciendo un análisis crítico de la misma. Y, por otra parte, evitar que se reproduzcan conductas contrarias en el entorno escolar y sitúen a las niñas en una situación de doble discriminación por ser mujeres y niñas.

El patriarcado sigue estando muy presente en el ideario colectivo, de ahí que se haga necesario denunciar cada conducta y/o actitud contraria al principio de igualdad y aunar esfuerzos para construir sociedades respetuosas e inclusivas.

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