La teoría de Agencia se define como un contrato por el cual, el principal delega en un tercero (Agente) el poder y la capacidad de tomar decisiones por cuenta del principal.
Contexto histórico
La Teoría de Agencia comenzó a ganar atención en la segunda mitad del siglo XX, en respuesta al crecimiento de las grandes corporaciones y la separación entre propiedad y gestión.
Las empresas comenzaron a ser cada vez más grandes y complejas, por lo que los propietarios tuvieron que ir delegando las funciones de dirección y control.
Antes de esto, en la teoría económica clásica, se asumía que los propietarios, al ser también administradores, siempre actuarían en beneficio de sus propios intereses.
Sin embargo, con la aparición de empresas más grandes y complejas, surgió la preocupación por el conflicto de intereses entre administradores y propietarios.
Problemas de la teoría de Agencia
La Teoría de Agencia, no obstante, plantea una serie de problemas que tienen que ver con el conflicto de intereses entre el principal y el agente, es decir, entre propietarios, accionistas y directivos:
- Intereses Contrapuestos: Los propietarios desean maximizar el valor de la empresa. Sin embargo, los directivos pueden tener diferentes incentivos, como maximizar su propia compensación.
- Riesgo moral: Es el riesgo de que el Agente busque objetivos personales en detrimento de los intereses de los propietarios.
- Riesgo de selección: Los Agentes pueden no ser idóneos, por lo que puede verse comprometida la correcta gestión empresarial.
Ventajas de la Teoría de Agencia
No obstante, la Teoría de Agencia también plantea enormes beneficios de cara a la gestión empresarial. Destacamos:
- Mejora de la eficiencia, ya que contribuye a definir las responsabilidades de los administradores, lo que ayuda a detectar errores de organización.
- Fomenta la innovación: El uso de incentivos hará que los gestores tengan un interés personal en buscar nuevas oportunidades de crecimiento empresarial.
La Teoría de la Agencia: Regulación
Como vemos, para eliminar estas distorsiones que pueden provocar los conflictos de intereses, surge la necesidad de crear un marco jurídico específico.
Nace así, la Ley 12/1992, de 27 de mayo, sobre Contrato de Agencia.
En esta normativa se recogen las obligaciones y derechos tanto del Principal como del Agente, promoviendo así la protección de ambas partes.
De esta forma se garantiza una transparencia total en la relación entre el Principal y el Agente, garantizando así que ambas partes estarán en consonancia en la consecución de objetivos.
Por un lado, el Principal logrará maximizar sus beneficios, por otra parte, el Agente antepondrá el éxito de la organización frente a sus objetivos personales.
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