“Jamás pensé que vería la concesión del voto femenino. Pero cuando un sueño se hace realidad, hay que ir a por el siguiente”. Charlotte Despard.
Las palabras de una de las mujeres que fue clave en la lucha por conseguir el sufragio universal femenino son ya un spoiler de todas las adversidades ante las que se enfrentaron las mujeres para poder depositar su voluntad en las urnas y que veremos en este post.
Y es que, aunque el voto femenino es, en la actualidad, un derecho incuestionable, la lucha de las mujeres por lograr este derecho, debe ser un motivo más que suficiente para acudir a los comicios y ejercerlo con orgullo y en igualdad.
La Historia tiene Nombre de Mujer
La historia la forjan los nombres, en este caso de mujer. Concretamente el voto femenino tiene a Kate Sheppard como la primera que logró el sufragio femenino sin restricciones gracias al movimiento que la propia Sheppard lideró.
Ahora bien, solo hasta el 1919 en Nueva Zelanda las mujeres no podían formar parte de los candidatos a las elecciones, destacando otro nombre, el de Elizabeth McCombs que consiguió ser parlamentaria en 1933.
No exento de los obstáculos de la desigualdad y la opresión el voto femenino en muchos países recorrió caminos muy tortuosos, pero que fueron conquistados por nombres que forman ya parte de una historia que se escribe con nombre de mujer. Emmeline Pankhurst, Millicent Fawcett, Mary Richardson, Emily Davison, Annie Kenney y Maud Watss son los nombres de las sufragistas británicas que defendieron con uñas y dientes una papeleta de libertad depositada en una urna de igualdad.
A estos nombres se le deben sumar otras auténticas heroínas de los derechos de las mujeres como las sufragistas estadounidenses Elizabeth Cady Stanton, Sojourner Truth, Lucy Burns o Alicia Stokes. Y por supuesto, el voto femenino en España no se podría entender sin la figura de Clara Campoamor que también lucho incansablemente por el voto femenino.
La Conquista de las Sufragistas Británicas
El voto femenino es fruto de una lucha encarnizada a lo largo de la historia que paso a paso le aproximarían a una igualdad real en el ámbito político. El mayor grano de arena a la causa la aportaron las sufragistas británicas, a las que, la historia les tiene reservadas una posición de honor.
La revolución que llevaron a cabo no estuvo exenta de ataques, insultos, detenciones arbitrarias o incluso violencia física por manifestarse y que lejos de estar escarmentadas en su empeño, les sirvió para alzar su voz contra la desigualdad que se escuchó con más fuerza en la sociedad.
En palabras de Emmeline Pankhurst (presidenta de la Women´s Social and Political Union):
“Nosotras, mujeres sufragistas, tenemos la misión más grande que el mundo haya conocido: liberar a la mitad de la raza humana y, a través de esa libertad, salvar al resto”
La Unión Política y Social de Mujeres que lideraba Pankhurst tenía otras miembros destacadas como Marion Wallace Dunlop. Esta sufragista detenida por grabar la Declaración de Derechos Británica en un muro del Parlamento se declaró en huelga de hambre 91 horas hasta ser liberada.
Siguiendo el activismo de Marion Wallace Dunlop, muchas otras sufragistas fueron detenidas y sufrieron torturas en la cárcel donde eran alimentadas a la fuerza poniendo en riesgo su salud. Un contratiempo contra el voto femenino que no tardó en hacerse eco en la sociedad siendo aprobada la ley “Cat and Mouse Act” (Ley del gato y el ratón) por el que, las sufragistas deberían ser puestas en libertad cuando empeorase su salud. Ahora bien, recuperadas físicamente, volverían a la cárcel.
Otro ejemplo de lucha por el voto femenino es Emily Davison que, hasta en nueve ocasiones, fue arrestada y alimentada por la fuerza. Además, sufrió un atropello mortal en el hipódromo de Epsom mientras protestaba colgando una cinta sufragista al caballo del rey Jorge V.
La Segunda Guerra Mundial: Primer Voto Femenino
La llegada de la Primera Guerra Mundial puso fin a las torturas, violencia y detenciones arbitrarias y se amnistió a las sufragistas. El motivo detrás de esta aportación a la lucha por el voto femenino era meramente práctico: durante la guerra eran las mujeres las que sustituirían a los hombres a nivel laboral.
En 1918 las sufragistas británicas obtuvieron la respuesta que merecían a tantos años de lucha por el voto femenino. Aunque en una versión reducida, las mujeres de más de 30 años pudieron votar, siempre y cuando se cumpliesen unos requisitos mínimos establecidos por el Reino Unido. Afortunadamente, pasados diez años, la edad se extendió a las mujeres mayores de 21 años.
Voto Femenino en España y Clara Campoamor
¿Cuándo pudo votar una mujer en España? La fecha histórica fue el 1 de octubre de 1931. Para lograr este hito, se necesitó de un cambio legislativo que se debe a la lucha de una sufragista, la diputada Clara Campoamor del Partido Radical y Victoria Kent del Partido Republicano Radical Socialista.
Lo paradójico de la situación es que, ambas diputadas con opiniones enfrentadas podían legislar en su calidad de diputadas en el Congreso, pero no ejercer el voto femenino en España.
El nombre de Clara Campoamor será recordado porque luchó incluso contra otros integrantes de su propio partido, logrando al final el voto femenino en España con una votación para la historia con 161 votos a favor. El 19 de noviembre de 1933, será recordado como el día en que 6.800.000 españolas de mayores de 23 años pudieron dar voz a otras muchas mujeres olvidades y anónimas que como Clara Campoamor lucharon por una sociedad más justa e igualitaria.
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