Beneficiencia
La beneficencia se entiende como “la ayuda social o económica que se presta a las personas que carecen de recursos”.
Las personas que llevan a acabo esta labor se les denomina benefactores, y pueden ser personas individuales u organizaciones tanto públicas como privadas que aportan recursos o servicios a los más necesitados para cubrir sus necesidades.
Las organizaciones benéficas son entidades sin animo de lucro cuyo fin es prestar ayuda a ciertos grupos sociales en determinados momentos.
Existen diversos tipos de organizaciones benéficas cuyas diferencias radican en sus objetivos, el tipo y alcance de la ayuda que ofrecen…dando lugar a distintos modelos:
- Entidades para grupos sociales. Prestan ayuda a grupos sociales en determinados contextos como pueden ser crisis humanitarias causadas por una catástrofe natural o por una guerra.
- Entidades que actúan por contribuciones recogidas en colectas, de terceros o agentes privados.
- Entidades que proporcionan ayudas para la educación con el objeto de dotarles de una herramienta para que se labren su futuro. Por ejemplo, en el caso de niños refugiados que huyen de conflictos armados.
- Entidades que promocionan actividades culturales para grupos sociales menos favorecidos y que estas actividades suponen una mejora en su calidad de vida.
- Entidades creadas para la defensa de colectivos o grupos sociales.
- Cooperativas de trabajo, sociedades de amigos, grupos de defensa de los animales, centros de atención y ayuda al inmigrante.
En España, la beneficencia ha sufrido grandes transformaciones a lo largo de la Historia.
En sus orígenes, este concepto estaba relacionado con la Iglesia, gremios y cofradías. En 1822 se dicta la primera Ley General de Beneficencia en España que regula esta materia.
Pero en el siglo XIX fue evolucionando hacia una beneficencia pública cuando en 1849 se aprobó la Ley de Beneficencia y en 1852 su Reglamento de ejecución, reafirmando el poder de las autoridades públicas en la beneficencia.
En la Ley de 1822, eran los municipios los que encargaban de gestionar esta ley. Pero a partir de la nueva Ley de 1849, esta potestad pasa a los municipios y al Estado. Es a través de Juntas de Beneficencia como se van a encargar de proteger y asistir a las personas necesitadas, como enfermos y pobres.
En el Siglo XXI la beneficencia se sigue impartiendo no solo en los países más pobres o en las situaciones de conflicto, si no en el día a día de millones de personas en los países llamados del primer mundo.
Esta clase de beneficencia no viene directamente relacionada con la aportación de comida o bienes de primera necesidad, si no que en estos casos lo que más se reclama más ayudas de tipo legislativo como la renta de la ayuda del mínimo vital u otras herramientas que ayuden a las personas a labrarse su propio futuro.
La idea de una renta básica se la están planteando muchos países para evitar el elevado coste de exclusión social ya que el mercado laboral no es capaz de ofrecer empleos y remuneraciones suficientes para todos. Aunque, por otro lado, este elevado coste social no es fácil de mantener.