Bien no fungible
Los bienes no fungibles, son activos digitales únicos que se han vuelto cada vez más populares en los últimos años. A diferencia de las criptomonedas como Bitcoin o Ethereum, que son intercambiables entre sí, los bienes no fungibles son únicos y no se pueden intercambiar por otro activo de igual valor. Esto se debe a que cada bien no fungible tiene un identificador único en la cadena de bloques que lo respalda, lo que garantiza su autenticidad y propiedad.
La tecnología subyacente que hace posible los bienes no fungibles es la cadena de bloques, específicamente la cadena de bloques Ethereum. Los bienes no fungibles se crean utilizando contratos inteligentes, que son programas informáticos que se ejecutan en la cadena de bloques y que definen las reglas y características únicas de cada bien no fungible. Una vez que se crea un bien no fungible, se registra en la cadena de bloques y se puede comprar, vender o intercambiar en mercados en línea especializados.
Una de las características más atractivas de los bienes no fungibles es su capacidad para representar activos digitales únicos, como arte digital, música, videos, juegos y otros contenidos creativos. Esto ha abierto nuevas oportunidades para los artistas y creadores de contenido para monetizar su trabajo de una manera que antes no era posible. Los bienes no fungibles también han generado un renovado interés en la propiedad digital y la escasez en el mundo en línea.
Los bienes de carácter fungible son aquellos considerados en el tráfico jurídico en función de su número, medida o peso, y pueden ser sustituidos por otros. Sin embargo, los bienes no fungibles son los no sustituibles.
Podemos utilizar como ejemplo de bien fungible un billete de 50 euros, dado que al utilizarse o consumirse, se agota, y además puede ser sustituido por cualquier otro billete de 50. Por el contrario, una obra de arte sería un bien no fungible porque no se consume con su uso y no puede ser sustituida por otra obra de arte ya que no serían equivalentes.
Estipula el Artículo 337 de nuestro Código Civil que “Los bienes muebles son fungibles o no fungibles. A la primera especie pertenecen aquellos de que no puede hacerse el uso adecuado a su naturaleza sin que se consuman; a la segunda especie corresponden los demás.”
Por otra parte, el artículo 1687 dispone: “El riesgo de las cosas ciertas y determinadas, no fungibles, que se aportan a la sociedad para que sólo sean comunes su uso y sus frutos, es del socio propietario.
Si las cosas aportadas son fungibles, o no pueden guardarse sin que se deterioren, o si se aportaron para ser vendidas, el riesgo es de la sociedad. También lo será, a falta de pacto especial, el de las cosas aportadas con estimación hecha en el inventario, y en este caso la reclamación se limitará al precio en que fueron tasadas.”
En resumen, los bienes no fungibles son activos digitales únicos respaldados por la tecnología de la cadena de bloques que han revolucionado la forma en que pensamos sobre la propiedad en el mundo en línea. Aunque plantean desafíos y preguntas importantes, los bienes no fungibles representan un emocionante avance en la economía digital que promete transformar la forma en que interactuaremos con los activos digitales en el futuro.