Deducción fiscal
Una deducción fiscal es un beneficio económico que otorga la Ley de cada tributo.
En cada impuesto, la deducción se aplica a la cuota tributaria correspondiente.
La Ley establece que la cuota líquida de cada impuesto es el resultado de aplicar a la cuota íntegra las deducciones y otras correcciones (bonificaciones, índices correctores, etc) previstas para ese caso.
Dependiendo de la regulación normativa, la deducción también puede aplicarse en un momento posterior, y en ese caso, la cuota líquida se reducirá hasta cero, pudiendo incluso ser negativa la deuda tributaria, por lo que se generaría un saldo en favor del contribuyente por parte de la Administración Tributaria..
Una de las confusiones respecto a las deducciones fiscales es confundirla con el concepto de “desgravación fiscal”, pero son términos distintos, pues esto último se refiere a la posibilidad que tienen los contribuyentes de reducir su deuda tributaria mediante los gastos deducibles que la legislación entiende que son necesarios para obtener un ingreso, es decir, que las desgravaciones o gastos deducibles se aplican para determinar la base imponible del impuesto, mientras que las deducciones fiscales se aplican para calcular la base liquidable del mismo, o bien, si se aplican sobre la deuda tributaria, la cuota diferencial del impuesto.
Las deducciones, así como el resto de incentivos fiscales existentes en el sistema tributario están recogidas en las leyes de los distintos impuestos, por lo que habrá que atender a los cambios de criterios de aplicación, jurisprudencia, actualizaciones normativas etc, pues una deducción que no se aplique correctamente puede derivar no sólo en la pérdida del derecho a su aplicación, sino que además se podrán imponer las sanciones que deriven de la aplicación de la norma de cada tributo.
Para aplicar una deducción fiscal, será imperativo contar con el documento o justificante legal que sustente la aplicación de dicha deducción, ya que éstas se sustentan en el cumplimiento de determinados requisitos, por lo que será el contribuyente quien deba aportar la documentación necesaria a la Administración Pública en caso de inspección.
Normalmente, los documentos justificativos serán las facturas, salvo que se exija el cumplimiento de otras condiciones, como por ejemplo, las deducciones relacionadas con la mejora energética de viviendas, que, aparte de la inversión, requieren de la mejora de la calificación energética, por lo que habrá que contar con el correspondiente informe.
No obstante lo anterior, será la Administración Tributaria la que, en última instancia, determine si procede o no la aplicación de la deducción en base a las pruebas aportadas al procedimiento de comprobación que corresponda en cada caso.
Por tanto, si el contribuyente hubiera aplicado una exención fiscal, ya sea una deducción estatal o autonómica, será la administración competente la que determine si procede o no aplicar dicha deducción, por lo que en caso de que no sea admitida, el contribuyente tendrá que presentar una declaración complementaria, regularizando su situación fiscal, con el aumento de la cuota íntegra que corresponda.
Recordemos que las comunidades autónomas tienen la potestad de crear deducciones fiscales en algunos impuestos, por los que será las administraciones autonómicas las encargadas de supervisar su correcta aplicación.
Existen numerosos tipos de deducciones fiscales en el panorama tributario español, pero sin duda, las deducciones que adquieren más relevancia las encontramos en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ya que es el impuesto que, por excelencia, afecta a la población general, por lo que las políticas fiscales son imprescindibles como estrategia política y económica.
Estas deducciones se crean, en general, para incentivar o promover ciertas realidades que el Estado desea fomentar, como la maternidad, la adquisición de vivienda o la participación en actividades culturales o sociales.