Gestión de activos
Partimos del concento de activo, el cual se considera como cualquier objeto físico que se encuentre en posesión de una organización. Como ejemplo de activos podemos hablar de maquinaria, herramientas, vehículos…en general todos los bienes materiales e inmateriales de la empresa.
Coordinar su ciclo de vida, es el principal objetivo de la gestión de activos. Se lleva a cabo a través de actividades dirigidas a extraer valor de los activos de la organización.
Los directivos son los encargados de tomar decisiones que determinen las prioridades para cada activo, evaluando los riesgos de cada uno, las oportunidades y el rendimiento que se quiere obtener de cada uno de ellos.
La finalidad de la gestión de activos consiste en optimizar la eficacia de los activos durante todo su ciclo de vida. Eso se consigue reduciendo fallos y pérdidas para maximizar las ganancias, es decir, proporcionando una visión completa desde que comienza a formar parte de la empresa hasta que se considera obsoleto o se vende.
Entre las ventajas que presenta una buena gestión de activos en una organización, se encuentran, la gestión de riesgos, mejora de la seguridad, planificación más eficaz, disminución de costes, mayor disponibilidad y productividad de activos, cumplimientos de normas y procedimientos técnicos, aumento de la organización.
En la gestión de activos participan todos los departamentos que intervienen en el proceso estratégico y operativo de la empresa, incluido el departamento de mantenimiento.
Algunas empresas externalizan esta función de gestión de activos hacia profesionales especializados en estas labores que orientan a las empresas para transformar sus inversiones y optimizar sus beneficios. Otras se apoyan en software de gestión que facilitan estas tareas.
Para desarrollar un buen plan de gestión de activos, se puede comenzar por definir los objetivos. Se comprobarán que estén alineados con los objetivos globales de la empresa de forma que tengan en cuenta las capacidades, prioridades y los retos de la organización. Es conveniente que los objetivos sigan una filosofía SMART para que sean específicos, que se puedan medir y alcanzar, realistas y que tengan bien fijados los plazos de consecución.
Para conseguir los objetivos propuestos, es necesario trazar unas estrategias adecuadas en la que se aprovechará para analizar y hacer balance de todos los activos que forman parte de la empresa y en que condiciones están, tanto físicas como económicas.
Pero después de trazar la estrategia no podemos olvidarnos de anticiparnos a los posibles riesgos que el plan de gestión puede producir al global de la empresa. Por ejemplo, se puede priorizar la gestión de los activos con mayor riesgo de daño para la empresa y así tratarlos desde el principio de la estrategia.
Por último, la gestión de activos necesita un control constante del ciclo de vida para confirmar la eficacia y la eficiencia de todos los activos.
Otro aspecto importante dentro de esta disciplina es la gestión de activos financieros. De manera análoga, se busca adquirir la mayor rentabilidad posible en inversiones de activos financieros. Este tipo de gestión se suele llevar a cabo con el apoyo de una entidad financiera o compañía especializada en esta materia.
En este tipo de gestión, no hay que quedarse solo en la compra y venta de activos, si no que habrá que hacer una valoración del riesgo que se está dispuesto a asumir asi como la rentabilidad que pretendemos obtener.
Las Empresas de Servicios de Inversión (ESI) y las Sociedades Gestoras de Instituciones de Inversión Colectivas están centradas en la gestión de activos en bolsa. Autorizadas por el Banco de España, son la competencia en esta materia de las entidades de crédito en la gestión de este tipo de carteras.
Los tipos de ESI que existen son las sociedades de valores (SV), las agencias de valores (AV), las empresas de asesoramiento financiero (EAFI) y las sociedades gestoras de carteras (SGC).