Gestión de patrimonios
La gestión de patrimonios se caracteriza por el desarrollo de la estrategia de inversión, previo análisis tanto de la situación como del perfil del cliente, con el fin de cumplir con los objetivos financieros de este, equilibrando sus recursos disponibles y sus necesidades en el futuro.
Una correcta gestión patrimonial tiene como inicio establecer los objetivos clave, es decir, qué se quiere conseguir con la inversión, valorando la rentabilidad y el riesgo; así como las restricciones para el cumplimiento de esos objetivos.
¿De qué restricciones se habla?
En estos casos, para conseguir una buena gestión patrimonial hay que tener en cuenta el tiempo, la liquidez, la fiscalidad sobre el patrimonio, legalidad y las casuísticas específicas de la inversión.
Lo que normalmente valoran las gestoras de patrimonio, tales como la banca privada, es el perfil del cliente, los objetivos perseguidos y el cómo conseguir cumplir con los objetivos perseguidos.
En resumen, el plan de gestión patrimonial se divide en tres aspectos:
- El estudio del cliente: En esta primera etapa se persigue saber todo del cliente para poder encontrar la mejor gestión y proyección de los ingresos y gastos futuros. Entre lo que interesa conocer se encuentra la edad, el estado civil, activos, patrimonio, riesgo que está dispuesto a asumir o hasta dónde quiere invertir.
- Los objetivos perseguidos: Una vez que se ha hecho el estudio del perfil del cliente, hay que conocer qué quiere, es decir, qué objetivos tiene para poder elaborar su plan financiero personalizado.
- Plan para cumplir con los objetivos el cliente: Por último, hay que buscar las mejores vías para poder cumplir con los objetivos marcados por el cliente y esto puede conllevar el tener que diseñar distintos planes. Ej. Venta de activos inmobiliarios, tipos de inversiones y su rentabilidad, intentar obtener una mayor rentabilidad a la actual (ej. vender una casa en lugar de seguir teniéndola arrendada), etc. En concreto, la idea a la hora de elaborar un plan financiero personalizado es cumplir, al menor, con los objetivos mínimos establecidos por el cliente, es decir, con la rentabilidad mínima esperada.
Y esa planificación patrimonial tan compleja encierra dos elementos indiscutibles que son:
- El capital humano: Lo que una persona va a ganar a lo largo de su vida.
- El capital financiero: Lo que tiene la persona disponible, es decir, el patrimonio en ese momento.
Es conveniente resaltar que la actividad de gestión patrimonial no solamente recae sobre actividad financiera o inmobiliarios, sino sobre otras de arte o, en general, sobre todo tipo de activos como puede ser la propiedad intelectual.
¿Cuáles son las ventajas de contratar una gestión patrimonial?
Al recaer la gestión patrimonial sobre una persona especializada, tanto desde el punto de vista técnico como legal, un gestor patrimonial puede ahorrar tiempo y dinero, así como errores legales por las funciones que puede llevar a cabo como, por ejemplo:
- Cobrar los arrendamientos.
- Reclamar deudas.
- Atender al pago de impuestos.
- Ejecutar gestiones evitando procesos judiciales.