Margen del beneficio

Cualquier empresa, cuando inicia la comercialización de su producto, debe establecer cual va a ser el margen de beneficio que desea obtener en el proyecto empresarial que va a realizar. 

En este sentido, el margen de beneficio se corresponde con la cantidad que la empresa desea ganar con la operación y donde un importe elevado, no siempre será lo mejor para la misma. 

El margen de beneficios se convertirá en un aspecto fundamental, para poder establecer un precio de venta. Nos ayudará a orientarnos sobre como los ingresos se transforman en retribuciones de los recursos de la producción y en la generación de beneficios. 

El establecimiento del margen de beneficios dependerá de varias decisiones. 

Numéricamente, el margen de beneficio se define como el porcentaje del precio que está por encima del coste. Va a representar el beneficio que se obtiene de cada venta

Su fórmula sería la siguiente: 

Margen de Beneficio=(Precio−Coste)/Precio

Si queremos expresarlo de forma porcentual tendríamos la siguiente fórmula: 

Margen de Beneficio=(Precio−Coste)/Precio multiplicado por 100

Veamos un pequeño ejemplo, supongamos que tenemos un coste de 12 y queremos saber el precio para un margen determinado del 25%. El cálculo sería el siguiente: 

Precio=12(1−0,25)=12/0,75=16

En este caso, podemos observar como con un precio de 16, el 75% se destina a cubrir los costes y el 25% restante sería la generación de beneficios o dicho de otro modo, el margen de beneficios. 

Como podemos comprobar, en estos ejemplos ya se disponía de la información sobre los precios y costes. Sin embargo, realmente en cualquier empresa, estos importes son algo más complejos. 

Respecto a los precios, las empresas, deben de aceptar sin más los que establecen el mercado. Esto es importante, puesto que de eso dependerá el volumen de clientes y en general la competitividad con el resto de las empresas. 

Sin embargo, muchas empresas poseen una capacidad para establecer los precios. Esto deriva principalmente con la capacidad de la empresa de diferenciar su producto de los competidores, para que los clientes tengan la disposición de pagar un poco más. 

En este sentido, aunque el producto tenga un carácter diferenciador, cuanto más aumente el precio, el volumen de clientes decrecerá en mayor medida. Por lo tanto, un margen de beneficio muy elevado puede derivar en una caída de las cantidades demandadas. 

Con los costes, puede ocurrir algo similar, existe una parte que no dependerá de la cantidad que se produzca, que son los conocidos como costes fijos. Por otro lado, tenemos los costes variables que reflejan que una mayor producción implicará un reclamo mayor de recursos. Un ejemplo de esto serían las propias materias primas que se utilizan en el proceso productivo. 

Por norma general, cuando se produce un incremento de la producción, esto se traducirá en que los costes por unidad de producto se reducirán.  

Los costes fijos serán repartidos entre más unidades del producto o servicio y los variables se reducirán porque pueden aprovecharse de las ventajas del tamaño y la división del trabajo. 

Sin embargo, llegado el momento, los costes variables empiezan a aumentar. Es por ello, que el crecimiento del tamaño de la empresa puede suponer un reto para la gestión a nivel estructural y de información. 

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