Negligencia médica
Una negligencia médica se considera cuando no se trata a un paciente como se debe, según los protocolos de actuación, dando como resultado un daño o lesiones que el paciente no tiene la obligación de soportar. Por tanto, el personal sanitario no ha ejercido sus funciones como debía, provocando lesiones a un paciente y sin tener en cuenta la lex artis, que supone la actuación diligente desde la perspectiva de cada caso específico y el estado de la técnica correspondiente.
El personal sanitario tiene el deber de preservar y restablecer la salud del paciente, aunque no esté vinculado con el resultado del paciente en cuanto a su salud, pero sí existen esos estándares en la práctica médica, orientados a la curación, sin poder apartarse de manera injustificada de dichos estándares.
En caso de producirse estas negligencias médicas, se le da al paciente lesionado el derecho a una indemnización. Dependiendo de la lesión, se podrá ejercer la responsabilidad civil o patrimonial o penal en situaciones más graves.
La negligencia médica conlleva tres elementos:
- En primer lugar; la lesión del paciente. La lesión puede ser inmediata o no, además de poder ser física o moral. No hay necesidad de que dicha lesión ocasione un menoscabo en la integridad física del paciente, sino que una marca estética puede suponer la responsabilidad del personal sanitario por su mala praxis.
- En segundo lugar; la mala praxis. Con la mala praxis se hace referencia al profesional sanitario que se aparta del protocolo sanitario o de los estándares de la profesión. Esta mala praxis puede derivar de un descuido de la diligencia debida o de una vía de actuación que otros profesionales no hubieran seguido por no ser adecuada.
- En tercer lugar; el nexo causal. Es decir, la lesión tiene que ser consecuencia de la mala praxis, en caso de faltar la causalidad, el paciente no tiene derecho a indemnización.
Por todo lo anterior, para que se pueda hablar de negligencia médica tienen que concurrir los tres elementos anteriores y así se pueda dar el derecho a una indemnización.
Existen algunos supuestos más habituales de negligencia médica, como son:
La exploración; se trata de descartar patologías graves por sintomatología que no es evidente, o no realizar pruebas médicas que se requieran, omitir tiempos de observación ante sospechar ciertas dolencias peligrosas o exploraciones deficientes.
El diagnóstico; se trata del error o el retraso en el diagnóstico que perjudique las posibilidades de intervención o recuperación, así como la interpretación incorrecta de la sintomatología del paciente en cuestión.
El diagnóstico; aquí existe falta de información sobre los fármacos recetados o la no adecuación de éstos al estado del paciente, así como los cuidados inadecuados.
Algunos ejemplos de negligencia médica más concretos, pueden ser los siguientes:
- Error de prescripción de la medicación.
- Retraso o error de diagnóstico de paciente.
- No prestar asistencia sanitaria de urgencia.
- No seguir los protocolos establecidos.
- Llevar a cabo intervenciones quirúrgicas deficientes con resultados perjudiciales para el paciente.
- Falta de supervisión postoperatoria.
- Falta de higiene en el centro hospitalario que pueden provocar infecciones graves.
- Omisiones en el deber de información a los pacientes.