Tasa de ahorro
Para desarrollar el concepto de tasa de ahorro se debe iniciar por el concepto de ahorro. El ahorro supone llevar a cabo una actuación de separar una parte de los ingresos obtenidos con el fin de utilizarlo en el futuro, utilizado normalmente para gastos previstos deseados, gastos no previstos, emergencias económicas o una inversión deseada. Dentro del área de estudio de la teoría económica, el ahorro hace alusión a una parte proporcional perteneciente a todas las rentas obtenidas, por una persona o una empresa, que no se dedica al consumo.
Al igual que existen diversas modalidades de ahorro, para apoyar, estimular y proteger el ahorro, también existen diversos instrumentos financieros destinados a estimular o incrementar el ahorro.
Desde la perspectiva de la microeconomía de un país determinado, la tasa de ahorro hace alusión a un indicador que refleja la proporción del producto interior bruto (PIB) que se destina al ahorro. Es decir, el porcentaje de las rentas que se destina al ahorro. Además, para esta perspectiva, la tasa de ahorro es un indicador muy necesario para el análisis económico. Así como la capacidad de explicar otras variables, como la desconfianza de los consumidores, por ejemplo.
Y desde la perspectiva de la economía familiar, la tasa de ahorro intenta medir el ahorro de los hogares en un lugar y periodo determinados, Es decir, aquel porcentaje del producto interior bruto que los hogares, en base a las rentas recibidas, destinan al ahorro. Ejemplo de ello lo podemos encontrar al referenciar que cuando un país presenta una tasa de ahorro del 20%, se está especificando que, de cada 100 unidades monetarias que producen los hogares, 20 unidades monetarias se ahorran.
La tasa de ahorro posee, además, un efecto prestidigitador. Es decir, según el nivel determinado que presente, puede mostrar el estado actual del comportamiento de la economía, así como el comportamiento futuro.
Una elevada tasa de ahorro en un determinado país suele traducirse como una alta capacidad de financiar sus propias inversiones en el futuro. No obstante, también refleja que el consumo presenta un nivel bajo, por lo que podría ser un síntoma de que el nivel de confianza de los consumidores es reducido en lo que al futuro económico representa. Y llegados a esta situación, se suele aumentar el ahorro, por miedo a la incertidumbre.
En contraposición, si la tasa de ahorro refleja valores pequeños, existe una alta probabilidad de que, por un lado, la economía interna no pueda afrontar la capacidad de financiar sus propias inversiones y, por tanto, el siguiente paso es el endeudamiento con agentes externos. También debe tenerse en cuenta la variable de optimismo del consumidor, es decir, una tasa de ahorro pequeña supone que los consumidores están mostrando su optimismo a través del consumo.
En España, el organismo que se encarga de medir el nivel de confianza de los consumidores es el Centro de Investigación Sociológica (CIS), mediante el índice de confianza del consumidor (ICC). Este índice permite aproximarse a la intención de gasto del consumidor mediante el estudio de las variables de percepción actual y de expectativa de futuro de la economía del país y de la economía familiar. Para ello, el CIS lleva a cabo una encuesta telefónica mensual a una muestra de 3.000 personas.
Una vez conocida la importancia de conocer la cifra correspondiente a la tasa de ahorro, es necesario cotejarla con otros indicadores económicos, como es el caso del producto interior bruto (PIB).
También es necesario tener en cuenta los valores de la tasa de ahorro para calcular la propensión marginal al ahorro (PMA), cuyo porcentaje muestra, de cada unidad monetaria, la cantidad que se destina al ahorro (euro, libra, peso, etc.). Es decir, ayuda a saber qué cantidad, procedente de una unidad monetaria adicional, es considerada como ahorro.