Tasa de dependencia
La tasa de dependencia expresa la proporción de personas que dependen completamente de la población activa.
Principalmente son los menores de 16 años, los mayores de 64 años en edad de jubilación y personas discapacitadas.
La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, establece la dependencia como “el estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal”.
En España el 3% de la población es dependiente según el Instituto Nacional de Estadística (INE), aproximadamente 1,5 millones de personas.
Sin embargo, se espera que este número siga creciendo con el paso de los años a medida que la generación del baby boom empiece a jubilarse (La generación del baby boom son aquellos que nacieron durante 1960 y 1970).
España se convertirá en 2050 en el cuarto país con mayor tasa de dependencia de la Unión Europea, solo por detrás de países como Portugal, Gracia e Italia.
Los países del sur de Europa se enfrentan a grandes retos en los próximos años si quieren evitar el colapso económico: Son países con una enorme deuda pública, con una población altamente envejecida y con economías por lo general poco productivas debido a que sus empresas se han especializado en productos de poco valor añadido, como es el caso del sector servicios que tanto ha crecido por la masificación del turismo (España e Italia se encuentran entre los 5 primeros países que más turismo reciben del mundo).
Por otro lado, aunque la región de América latina y el caribe están envejeciendo, sus datos están lejos de acercarse a los del viejo continente. El aumento de la esperanza de vida en la región hará que para 2030 los mayores de 80 años representen aproximadamente el 15% de la población adulta.
Por ello, varias organizaciones ya han dado la voz de alarma a los gobiernos latinoamericanos porque deberán tomar medidas en un futuro próximo si quieren atender las necesidades de una población cada vez más envejecida y por tanto, más dependiente.